Los conflictos laborales del año 2009

Visto desde la perspectiva de los conflictos sociales, el año 2009 se presentó como un año bastante movido en la provincia de Río Negro.

Si analizamos los conflictos sindicales, la provincia fue escenario de huelgas de los empacadores de fruta en enero y febrero, trabajadores de la educación entre febrero y abril, los obreros rurales en agosto y los compañeros de salud en un conflicto que comenzó en septiembre y en la actualidad todavía no se cierra.
Eso si solo nombramos los conflictos sindicales que afectaron a toda la provincia. Hubo otras manifestaciones de conflicto social que tuvieron un impacto a nivel local, y aunque no trascendieron lo local tienen su importancia, como la lucha de los pesqueros de San Antonio, la lucha de los desocupados en las diferentes localidades o las diferentes luchas por la vivienda.
Esto nos marca un cuadro de conflicto importante. Sin embargo, si analizamos los resultados de los conflictos particulares, vemos que no arrojan más que magros logros y la sensación de que se lucha mucho para conseguir poco.
Antes que desanimarnos por esos resultados y abandonarnos a la pasividad tenemos que pensar en cuáles son las causas de eso y qué podemos hacer nosotros para remediarlo. En este sentido hay una realidad ineludible: la dificultad de los diferentes sectores de trabajadores (privados, estatales, ocupados, desocupados) para luchar en conjunto, para sentirnos parte de un mismo grupo, de un colectivo. Eso da como resultado que cada sector termina enfrentando al poder solo, aislado, y su lucha, muchas veces arriesgada, audaz y hasta heroica, termina con resultados que si bien no constituyen una derrota, implican menos de lo mínimo esperado.
Por eso planteamos que tenemos que empezar a pensar en una forma de acción como trabajadores que nos lleve a pensarnos como parte de un solo colectivos social, de un solo grupo, de una sola clase. Sin negar las diferencias, e incluso partiendo necesariamente de las diferencias, tenemos que empezar a construir prácticas sociales que nos unan entre todos los trabajadores que luchan, sean del sector que sean. De esa manera, las luchas sectoriales se convertirán en luchas contra el poder establecido, sea empresarial o estatal, y tendremos más posibilidades de obtener resultados satisfactorios, de dar pasos adelante en organización y plantear luchas más profundas que pongan en cuestión no solo las situaciones sectoriales de los trabajadores, sino el ordenamiento de la sociedad en su conjunto.

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