Elecciones y después

Un análisis de las elecciones legislativas del 28 de Junio y las persepectivas para los trabajadores.


Las últimas elecciones legislativas a nivel nacional han sido fuertemente reñidas.
El campo, luego de su triunfo con la derogación de la resolución 125, ha intentado acrecentar ese poder utilizando a la fragmentada oposición.
El gobierno, por su parte, tomó estas elecciones como un plebiscito de la gestión de la presidenta y del modelo kirchnerista en general.
En el marco de una campaña confusa donde no había programas claros ni muchas alternativas para los trabajadores, parecía que el kirchnerismo no tendría problemas para imponerse.
Sin embargo los resultados demostraron lo contrario.
El kirchnerismo fue derrotado en la provincia de Buenos Aires (el distrito más grande del país) y en varias provincias del interior.
La derecha, encolumnada detrás de las figuras de Macri y De Narvaez, ha demostrado un resurgimiento preocupante para la clase trabajadora. Un crecimiento de estos esbirros del capital solo puede significar retrocesos en los avances –escasos, pero avances al fin- obtenidos por el pueblo con el gobierno nacional actual.
Otro aspecto a analizar es el crecimiento de fuerzas progresistas como Proyecto Sur en la ciudad de Buenos Aires, que obtuvo el segundo lugar con más del 25% de los votos. Más allá de las consideraciones que merezcan estas fuerzas, es importante para los trabajadores que un proyecto que plantea la nacionalización de los recursos naturales (minería, petróleo) y una redistribución en serio de la riqueza, obtenga apoyo masivo de los ciudadanos.
El gobierno comienza a perder la hegemonía que ostentó durante la presidencia de Néstor Kirchner, sin embargo, aún retiene mucho de su poder. Veremos en los próximos meses si lo utilizan de manera progresista o satisfaciendo los intereses de los grandes grupos económicos.
Del lado de la oposición, si bien luego de las elecciones parecieron tener más unidad, esta ilusión óptica se desvanece a medida que pasan los días. El crecimiento de la derecha parece ser el más significativo y es necesario pensar cuales serán las alternativas para evitar su consolidación.
En cuanto a la provincia de Río Negro las disputas internas dentro del radicalismo dieron el triunfo al peronismo. Por otra parte, es auspicioso que se comience a romper la polarización entre los dos partidos tradicionales de la provincia y surjan otras alternativas electorales. Es el caso del ARI (Odarda), el Proyecto Sur (Lehner) y los partidos de izquierda.
En este marco es importante que el sindicato siga manteniendo el perfil opositor que lo caracterizó a lo largo de tantos años y que los trabajadores participemos políticamente más allá de lo estrictamente gremial.

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